En esta época alcanzó fama una de las primeras modistas de renombre, Rose Bertin, que contaba entre su selecta clientela con la reina María Antonieta, quien la consideraba su «ministra de la moda». La silueta de la mujer era alargada, de tronco ceñido, para lo que se usaba el «corsé saludable» o swan bill, un corsé abdominal con forma de S que ceñía sin constreñir el estómago, ideado por Inès Gaches-Sarraute.