Otra vez, conocí a gente increíble, como mi couchsurfer en Amman, que me preparaba Cuba Libres a las 10 de la mañana porque estaba convencido de que en España (donde vivo) se bebe cocteles por la mañana (el país de la fiesta, ¿no?), que no me dejaba gastar ni un céntimo en comida (era su invitada), que se aseguraba de que no me faltara nada.
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