Un pase largo de Forlán cayó en las botas de Agüero, que tras un recorte metió el balón entre los dos centrales y fue directo a puerta. El rechace de Stekelenburg le llegó a Simao, que no perdonó y mandó el balón al fondo de las mallas. Las mujeres también llevaban una falda, que llegaba hasta el suelo, adornada con volantes y fruncidos, así como un corpiño en el tórax.
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